jueves, 20 de junio de 2013

HOMENAJE A LA BANDERA, POR SARMIENTO

Para que no dejemos que los títeres de turno, sean quienes fueran, pues son todos una vena abierta y pestilente (sin excepciones), nos dejen "preceptos" patrióticos" acerca de la bandera y esto y lo otro, siendo todo su discurso mera palabrería, puras logomaquias diferidas; en fin, es por ello que hoy, día de nuestra Bandera Argentina, dejo la oración a la misma, por don Domingo Faustino Sarmiento, así como esu elogio al escudo nacional.


ORACIÓN A LA BANDERA

La bandera blanca y celeste — ¡Dios sea loado! — no ha sido atada jamás al carro triunfal de ningún vencedor de la tierra.
Y sea dicho con honor y gloria de esta bandera: muchas repúblicas la reconocen como salvadora, como auxiliar, como guía en la difícil tarea de emanciparse. Algunas se fecundaron a su sombra; otras brotaron de los jirones en que la lid la desgarró. Ningún territorio fue, sin embargo, añadido a su dominio; ningún pueblo quedó absorbido en sus anchos pliegues; ninguna retribución exigida por los grandes sacrificios que nos impuso.
¡Que falmee por siempre sobre nuestras murallas y fortalezas, a lo alto de los mástiles de nuestras naves y a la cabeza de nuestras legiones; que el honor sea su aliento, la gloria su aureola, la justicia su empresa!
Hagamos fervientes votos porque, si a la consumación de los siglos el Supremo Hacedor llamase a las naciones de la tierra para pedirles cuenta del uso que hicieron de los dones que les deparó y del libre albedrío y la inteligencia con que dotó a sus criaturas, nuestra bandera, blanca y celeste, pueda ser todavía discernida entre el polvo de los pueblos en marcha, acaudillando CIEN MILLONES de argentinos, hijos de nuestros hijos hasta la última generación, y deponiéndola sin marcha ante el solio del Altísimo, puedan mostrar, todos los que la siguieren, que en civilización, moral y cultura intelectual, aspiraron sus padres a evidenciar que, en efecto, fue creado el hombre a imagen y semejanza de Dios.

D. F. Sarmiento


ELOGIO DEL ESCUDO

Las naciones hijas de la guerra levantaron por insignias, para anunciarse a los otros pueblos, lobos y águilas carniceras, leones grifos y leopardos. Pero en las de nuestro escudo, ni hipogrifos fabulosos, ni unicornios, ni aves de dos cabezas, ni leones alados pretenden amedrentar al extranjero.
El Sol de la civilización que alborea para fecundar la vida nueva; la libertad, con el gorro frigio sostenido por manos fraternales, como objeto y fin de nuestra vida; una oliva para los hombres de buena voluntad; un laurel para las nobles virtudes. He aquí cuanto ofrecieron nuestros padres, lo que hemos venido cumpliendo nosotros como República y harán extensivo a todas estas regiones, como Nación, nuestros hijos.

lunes, 3 de junio de 2013

Chivo

Bueno, he dejado un poco de lado el blog.
Comento que he tenido inconvenientes con mi página en Facebook.com. Al parecer, a alguien no le ha gustado lo que escribo, y lo denunció.
De lo contrario, no me explico cómo es que se hizo humo entre las redes. Intentaré recuperar dicha identidad. De momento, sólo escribiré en mi blog.
Les dejo la publicación de una revista online en la que, entre otras cosas muy interesantes, podrán leer unos fragmentos de mi novela «Los fragmentos del cuerpo».
Es posible que en el próximo número publiquen la otra que resta a esa parte ya publicada.
Éste es el link: http://palabrasrevistaliteraria.blogspot.com.ar/2013/06/palabras-numero-9.html

Pueden descargar la revista y quedárselas en formato PDF, o bien, leerla en línea.
En la semana estaré blogueando una vez más. Gracias a los que visitan la página, por buenas razones, desde ya; quienes lo hagan por otras razones, pues ¡al diablo con ustedes!
Saludos!!

martes, 28 de mayo de 2013

Aromas que regresan, 1820.

Es inevitable que discurra en éstos momentos cuánta similitud hay entre un tiempo y otro, a pesar de los años que han corrido bajo éstas aguas, antes río claro, hoy turbio y de heces parasíticas anegado.
Retrocedí al 1820, tiempo en que hubo anarquía en Argentina. No se sabía quién diantres gobernaba, se sucedían los personajes como calzones cambia uno en el transcurso de la semana.
Luego, un gobierno, el de Martín Rodríguez. Su ministro Rivadavia fue un pilar indiscutible para que hoy estemos hablando de «Nación». Reforma educativa y eclesiástica, fueron fundamentales.
Pero... siempre hay un pero. Un conspirador, partidario de la Restauración, el Dr. Tagle. Mientras aquél ya mencionado estaba en campaña militar junto con Rondeau, informantes se movieron cuán avispas en su avispero, y prepararon todo para el golpe que depositó a Rosas en el poder.
Rosas, desde sus feudos, recibía toda la información. Y sin que los del bando de Rodríguez y Rivadavia se enterasen. Los eclesiásticos, o del partido apostólico, mejor dicho, habían ganado su batalla.
Pero... cuál es el aroma que vuelve con ese picante del 1800 y tantos, ya dos décadas avanzado.
Es la tiranía rosista, la cual me hace acordar a ésta de hoy. Es el conspirador Tagle, lo que me recuerda a un tal D... Son la religión rosista, el terror y otros tantos más ecos del ayer, lo que me hacen acordar al hoy. Son los tres que pasaron cuando un conspirador derrocó a un gobernador, porque en el XX hubo un período que tuvo tres gobernadores.
Rosas tenía un feudo, los de hoy también lo tienen. Y volver hacia atrás significa prebendar la economía de un país. Dejar «el feudo» en manos de unos pocos. Aislarlo por completo. Pasarse de mano algo quemado, fingir que lo reestructuran, para volver a hacerlo pedazos.
Qué sentido tiene hacer tanto revisionismo... creo que los aristócratas que no vemos, pero sabemos están, se divierten. Sí, si ya le puedo ver a ese el riso que le nace ante mi escrito.
Sólo hay programas que hacen justicia, porque no hay justicia. ¿Los medios haciendo justicia? Vaya si no es eso estulticia...
Volvemos a ser feudo, pero sin ser dueños de un extranjero. Volvemos a la anarquía de los poderes y representantes. Volvemos a un aislamiento.
Falta que volvamos a reclamar libertad, como bien lo supieron hacer Moreno y Alvear.

sábado, 25 de mayo de 2013

Revisionismo, una crítica.

Es como se expresa en el título, hoy día todos los hechos históricos están siendo sujetos (ya desde hace tiempo) a un «revisionismo histórico» que pretende enmascarar hechos que, de facto, han ocurrido. Ello, desde luego, opaca toda palabrería y chicana, pues siempre algo sobrevive al incendio devastador de los revisionistas.

Me pretenden explicar que nunca en la historia argentina han habido tres presidentes, como sucedió recientemente, cuando yo he leído, de bona fide, que en 1820 Argentina presenció la anarquía en sus entrañas, época reconocida como la «de los tres gobernadores». Es ella fiel prueba del revisionismo.

La historia de la República Argentina no se inicia en 1810. Pero sí fue el punto de partida de su vida independiente. Éste proceso complejo que comienza con el movimiento revolucionario debemos vincularlo con otros factores preexistentes. Son las condiciones geográficas, los límites que impone el hombre precolombino al nuevo orden posterior a la conquista. Pero tanto, o más importante, es también remontarse a la estructura social, económica y política que legislaban el funcionamiento jurídico e institucional; todo en el marco de un mundo en constante devenir.

El Virreinato del Río de la Plata, creado en 1776, es la puerta por donde ingresa la bomba, que eclosionó en mayo de 1810. Ésta entidad jurídica se organizo rápidamente institucionalmente, jugando un papel estratégico dentro del esquema político español.

La penetración de nuevas ideas y su influjo en el proceso revolucionario es un hecho. El autor más controvertido fue Juan Jacobo Rousseau, que tuvo como ferviente adherente al Dr. Mariano Moreno, y fue punto de partida para las ideas revolucionarias en el movimiento de la independencia.

 Los años que le precedieron a 1810 fueron de una lucha encarnizada por un poder en evidente acefalía central.

En 1810 se inicia la guerra de emancipación de las colonias de América hispánica. Buenos Aires era su foco, mas no todos prendieron de él. Para consolidar el triunfo, la revolución debía imponerse en el interior, y controlar las fronteras con Lima y Montevideo, contrarias a éste proceso. Defendía la Corona.

PARA QUIENES DICEN QUE LA REVOLUCIÓN ARGENTINA SE HIZO CON PALABRAS, SIN ARMAS... ESTÁN EQUIVOCADOS. 

No deberían afanarse de esos labios edulcorados.

La contrariedad que planteaban Lima y Montevideo para la liberación fueron suficientes para que la Junta de Buenos Aires enviase dos expediciones militares: hacia Córdoba una, al Paraguay la otra.

Y había un tercer frente alineado contra Buenos Aires, Montevideo, plaza militar del Sur, ruta atlántica ésta  hacia el mercado inglés, vital para el comercio de los cueros.

«No nos haría felices la sabiduría de nuestras leyes si una administración corrompida las expusiese a ser violadas impunemente. Las leyes de Roma, que observadas fielmente hicieron temblar el mundo entero, fueron después holladas por hombres ambiciosos que, corrompiendo la administración interior, debilitaron el Estado y al fin dieron en tierra con el opulento imperio que las virtudes de sus mayores habían formado. No es tan difícil establecer una ley buena como asegurar su observancia. Las manos de los hombres todo corrompen; y el mismo crédito de un buen gobierno ha puesto muchas veces el primer escalón a la tiranía que lo ha destruido. Pereció Esparta, dice Juan Jacobo Rousseau. ¿Qué estado podrá lisonjearse de que su constitución sea verdadera?». La Gaceta.



miércoles, 22 de mayo de 2013

El fin del espacio publicitario...

Hace un tiempo reflexionaba acerca del hastío. Ah, y de los comerciales también. Los más novedosos, y los pasados de boga.
En un ensueño poco particular, y demasiado atrevido, me propuse elaborar una consigna para reinventar los espacios publicitarios, hoy mandatarios supremos de toda vida humana.
Sin más rodeos al asunto, hace un siglo, tiempo en que transcurrió toda una vida...
—El mercader aguarda su proyecto. Que tiene prisa y necesita urgente lo suyo, ¿entiende? Que abandone la parsimonia, hermano. Que no anda de buenas, se ha separado de su mujer, y a quien le toque darle noticias bienaventuradas, premiará con gran fortuna.
—Tome, aquí está —se desesperó, el hombre, en acercarle el paquete cuando oyó lo de la riqueza—.
—No era necesaria tanta prisa. Aguarde hasta mañana, tendrá usted una respuesta al respecto. Adiós.
Sin darle lugar a retorica alguna en el saludo final, el secretario huyó. El chato con poca gracia ni se mosqueó, sólo siguió el aroma que dejaba por los aires la portentosa fortuna del viejo pronto a madurar en los cielos...
El modelo que diseñó el hombre para el rico aquél, en meseta depresiva y curva peligrosa por no conseguir elevar su autoestima, fue envuelto por alguna donación astral. 
Recibió dádivas en formato áureo, y asimismo, su fortuna se oyó por todo el vecindario como la más abultada del territorio. Al poco tiempo, como es obvio en casos como éste, abandonó su barrio y se apostó en las islas más opulentas. Desde allí comandó una empresa sin caudal humano más que su sapiencia. Sólo tenía tres hombres como ayudantes diestros.
Uno contó, en tiempo alguno, que el tal Olguín, dueño de una riqueza inconmensurable, se hizo fama de vendedor de medios masivos de comunicación con afortunado premio. 
Era un gran inductor, su carisma erizaba todo pelo humano. Otros contaron que sólo adoctrinaba para imprimir en el pueblo sus enseñanzas, que tenían alguna concordancia con otra riqueza, de otras alimañas y lacras más abultadas. 
Pero sea lo que fuera que haya sido, él proyectó los vicios y los desnudos televisivos, poco a poco y sin dejar rastro; en un cambió que se dio de golpe y porrazo, a los manotazos y con humores de excelente calidad. Hoy día, lastimosamente, aquellas humoradas han perdido su alcance, y todo se resume en... puros comerciales y comediantes de mediano alcance. 
También introdujo la enciclopedia. Aunque televisiva, o prensada y rellena con finas hierbas para que la parlas ensoberbezca o adormezca a quienes emiten o reciben; ella todo lo sabe y todo alimenta, digiere y lanza cuan bollo o en forma de periódico en toda casa que quiera oír sus supremos mandatos.
Él hizo destrozos con su megaimperio de las comunicaciones. Facilitó el adoctrinamiento popular, la aculturación del joven, la apatía por crecer como ser cívico y comunal, el puro nervio a la serenidad, el coito a la seducción natural, el odio militar; a todo un pueblo, ignorante en verdad. No porque Olguín sea dueño de la verdad, sino por no proponerse ellos ver de verdad.
¿Qué podemos hacer para frenar a Olguín y su imperio? Debo destacar que ya esta todo muy avanzado, en cuanto a forma y final, éste último ya muy cercano.
Ello me formulé en el ensueño, y no hallé respuesta más que el silencio y la búsqueda. Porque la verdad también está allí, en los medios, diseminada en una y otra cadena.
En cambio, nosotros somos los únicos que pronto caeremos en ese juego de imperios, donde los medios son los perfectos arácnidos que comenzaron, gracias a don Olguín, a tejernos hasta dejarnos en éste, actual enredo.
No es novedoso lo que escribo, lo saben todos. ¿Entonces? ¿Por qué estamos tan perezosos?
Naturalmente, acabo de repensar el sueño. No hará ni diez minutos que pongo un pie fuera de mi cama, y ya les estoy narrando mi declamación somnolienta.



jueves, 16 de mayo de 2013

Invento consumista (con contraindicaciones severas)

Es común que cada día nos desayunemos con un nuevo invento capitalista, consumista y totalmente al pedo, para entrar en una jerga más amistosa, y de gente de pueblo grande.
Hurgando unos papeles, hallé uno muy interesante... sí, una pena que no haya comercial mediante, porque caso contrario, ¡sería todo un éxito y estaría en la Av. Corrientes repartiendo cientos de miles a ellos, los fanáticos y curiosos!
En fin, aquí va el invento. 
Bolígrafo a tapón. De apariencia más estética que lo normal, más económica que cualquier otra. Pero con un juego mortal. Al decir que es un «juego»... ¡dudo que te niegues a venir a por una en nuestro local! 
¿Qué trama esconde ésta simpleza detrás? Si intentas abrirla quitando el tapón «retenedor de tinta», que desde luego, bajo ningún pretexto deberías hacerlo —recordamos que tengan latente la distinción que hay entre «deber» y «poder»—, echarás a perder tu adquisición. 
¿Por qué? En primera instancia, adiós a la tinta. Y por otro lado, lo especial del invento que has adoptado, su doble modalidad de uso, quedaría nula.
Pero tranquilo, ¡no te desesperes! Hay un modo en que puedes emplearla en su totalidad. Y allí pondrás a prueba tu ingenio... 
Sin embargo, es menester ponernos en rol de estadista. Según un experimento realizado en Harvard, un setenta y cinco por ciento de la totalidad experimentada, al intentar abrirla, falló. Una actitud normal dio como respuesta inmediata el insulto. Se les ha dado una cantidad X de dinero, el cual podían emplear para adquirir el mismo producto, sólo eso. Ese porcentaje gastó todo su dinero en ello. Empero, en todos el resultado fue el mismo que antaño: fallaron.
Al cabo de unos días, éstos sujetos experimentaron una frustración alarmante. Tuvieron fobia a los bolígrafos, y sólo trabajarían, decían, para comprar más y más, hasta poder resolver el enigma del nuevo producto que salió al mercado, y pronto revolucionaría los escritos del mundo entero, según palabras de ellos.
Finalmente, se les reintegró a esos sujetos el mismo dinero con que contaban al inicio. Pero no hubo caso, ¡el resultado fue análogo en todos los casos! Hastiados del juego macabro, ellos quitaron sus vidas clavándose en el pecho el bolígrafo a tapón, producto de la desesperación.
El otro porcentaje, más ingenioso y menos emocional, dio severas vueltas al asunto. Se le dejaron paños y secantes para que pudieran labrar el desafío con parsimonia y limpieza. Destornilladores, por si les eran necesarios, así como también frascos de tinta china vacíos. 
En todos los casos, el resultado arrojado fue símil. Con más o menos prolijidad, todos acertaron en la resolución.
Es interesante cómo un simple juego le puede complicar la vida a unos simples mortales. Pero los dioses están en la televisión y en las vidrieras. Y si uno no prueba, o no da una oportunidad a esos productos, ¿qué le dirán al vecino? 
Próximamente comerciales acerca del bolígrafo, y su imagen, por supuesto.

martes, 14 de mayo de 2013

Cuando el temperamento alarma

Es el cuerpo quien nos da alarma. Él avista y alcanza sus objetivos antes bien definidos. Cuando no se tienen unos fijos, debemos ir a por ellos búsqueda mediante. No es sencillo. pero más improductivo sería quedarse quieto y distante de ese, nuestro espectral objetivo.
Leo y releo José Ingenieros. Pero no quiero imitarlo ni alcanzarlo. Más bien aplicar a la realidad ciertos conceptos, unos que sirven. Los que no, reformularlos en pos de un nuevo ideario. Su legado tiene a los jóvenes como únicos destinatarios.
Y como todo fluye y deviene, las ideas que defendemos en un momento, en otro pueden ser un flojo sustento; debiendo así ser humildes y aflojar la cuerda, dejando esa idea irse por otra senda, escuchar otras y formar nuevas ideas.
Ideas, ideas, ideas... cuando el temperamento alarma, algo avivará la llama.